Cuando miras al cielo nocturno en la noche más oscura, puedes ver billones de estrellas en el firmamento. Cada estrella y cada constelación tiene una historia que contar. Sus luces brillan mientras uno instila un sentimiento de maravilla a lo nuevo y a lo antiguo al mismo tiempo. ¿Qué historias tienen para compartir? Tal como el cielo nocturno, nuestras comunidades en el delta del Río Grande están distribuidas a lo largo y ancho de la región. Ocasionalmente, alguien brilla lo suficientemente fuerte como para que escuches su historia en las noticias locales, con menciones favorables del trabajo que esta persona realiza en la comunidad.
Pero a diferencia de una noche tan clara como la noche más oscura, nuestro panorama de las redes de comunicación puede con frecuencia estar cubierto por nubes. Podemos escuchar de los logros de una persona en particular a quien queremos, pero como comunidad, nos perdemos parte de esa historia. En muchas otras ocasiones más, las historias que se comparten son negativas, crean una idea falsa de lo que significa vivir aquí. Esos momentos tormentosos que los medios de comunicación presentan, no son nuestras historias. Voces Unidades quería apoyar el cambio de esas narrativas tan dañinas.
Por eso es que los esfuerzos de nuestra organización en 2022 estuvieron enfocados a profundidad en estar en comunidad. Buscamos aclarar las nubes que nos aíslan de la comunidad en formas que nos regresan al pasado, a un lugar en el que nuestros ancestros podían ver el cielo nocturno y contar historias de la importancia que éste tiene en nuestras vidas. Esas historias nos permiten transmitir enseñanzas y prácticas vitales, así que, ¿qué mejor forma de reconectar con nuestras comunidades que mirar nuestras propias estrellas y constelaciones, escuchar sus historias individuales y recibir consuelo del amor incondicional de los unos por los otros?
Esto lo hicimos plantando dos semillas:
La primera semilla fue conectar con organizadores y activistas formando una comunidad especial para una sanación que se dio en momentos significativos durante el cambio de las estaciones. Nos reunimos durante las fases de la luna, así que en forma natural llamamos a nuestro grupo “Moon Group” o “El Grupo de la Luna”. Durante nuestras reuniones de la luna aprendimos acerca de los demás, de nuestras esperanzas, miedos, sueños y de qué es lo que nos da felicidad. Algunas veces escuchamos música, otras veces cantamos. Compartimos nuestros sueños y buscamos significado. Aprendimos acerca de nosotros y de la tierra que nos rodea. Pero nunca, ni una sola vez, hablamos de las tormentas. Nunca discutimos los daños que hemos enfrentado en nuestro trabajo. Ese no fue el enfoque del Grupo de la Luna.
La segunda semilla fue colaborar con nuestros Narradores de Historias; artistas que han pasado sus vidas cuidando y elevando la esencia cultural de quiénes somos como región. Guiados por la “Story Medicine” (Medicina de Historias) de Renda Dionne Madrigal, una psicóloga y terapista de drama que es Chippewa de la Montaña de la Tortuga, estos narradores de historias buscaron dentro de lo más profundo de su conocimiento y encontraron el lugar donde reside el corazón. Pudimos traer esas profundas reflexiones internas de nuestros narradores para crear historias acerca de la tierra y de nuestras relaciones con ella. Encontramos, bajo la guía de Renda, que las historias que residen en lo profundo de nosotros se sienten enlazadas unas con otras. Ya fuese la aprehensión profunda de un niño que está creciendo o la historia del conjunto, hubo un tema común de temor, aceptación, amor y valentía.
Entonces, con estos grupos trabajando dentro de un espíritu profundo de sanación y amor, pudimos reunirnos para un evento de dos días a finales de Septiembre para celebrarnos los unos a los otros. Las nubes se han aclarado por fin, pudimos finalmente ver por nosotros mismos las estrellas y las constelaciones en el cielo, donde pudimos contactarnos íntimamente de manera intergeneracional en formas que antes hubiera sido difícil hacerlo.
“Algunos contaron historias que realmente reflejan nuestras propias historias. Para poder sanar un poco, ¿qué nos han dado nuestros ancestros, nuestra comunidad, nuestra familia y nuestra tierra? ¿Qué nos han dado los sufrimientos, las alegrías, las oportunidades … para poder crecer espiritual, emocional, mentalmente en formas distintas …que podamos aprender unos de otros?”
-Lourdes Flores, ARISE
“Todo está conectado … nuestra tierra está sufriendo. Nuestra tierra está gritando. Duele todo lo que está pasando. Y pues cada uno de nosotros somos responsables, ¿verdad?… para dar un mejor cuidado a nuestra madre tierra, entonces esto es algo que me llevo conmigo hoy”
– Andrea Landeros, ARISE